¿Qué es la justicia? Sócrates desmontó uno por uno los intentos de definirla. La justicia no es decir la verdad ni devolver lo recibido, como planteó Céfalo. La justicia tampoco es beneficiar a los amigos y perjudicar a los enemigos, como propuso Polemarco. Y la justicia tampoco es lo que le conviene al más fuerte, como argumentaba Trasímaco.
Lo mejor es ser justo incluso aunque tuvieras un anillo que te hiciera invisible, pareciendo justo mientras cometes injusticias. Porque la justicia es una virtud deseable por sí misma, una virtud que tiene consecuencias positivas en esta vida (una conciencia tranquila) y una virtud que, si la hay, también tiene consecuencias positivas en la otra (es recompensada por los dioses).
Esta búsqueda de la justicia lleva a Platón a pensar en la mejor forma de organizar la sociedad. El filósofo imagina un Estado ideal al que llama Kallipolis: la ciudad bella, una ciudad justa reinada por reyes-filósofos donde cada individuo cumple con su función. Al encontrar la justicia en esta sociedad ideal, encontraremos la justicia en nosotros mismos; porque la estructura de la sociedad es un reflejo del alma.
¿Cuál es la función de cada individuo en esta ciudad ideal? Depende del individuo y de la parte del alma que reine en su interior.
Las tres partes del alma
Dentro de nosotros hay varias fuerzas compitiendo entre sí. Platón identificó tres: el deseo, el coraje y la razón. Piensa en un carro tirado por dos caballos, uno blanco y uno negro1. El caballo blanco es noble; representa el coraje, la ambición, el honor y la voluntad. El caballo negro es rebelde y difícil de controlar; representa el deseo, el placer y el apetito desenfrenado. El conductor que guía a los caballos representa la razón.
Siguiendo esta analogía, el alma está dividida en tres: (1) una parte irracional o apetitiva, guiada por los deseos y representada por el caballo negro; (2) una parte fogosa o irascible, guiada por el coraje y representada por el caballo blanco; y (3) una parte racional, guiada por el raciocinio y representada por el conductor del carro. La parte racional es superior para Platón. La parte irascible ejerce de mediador entre deseo y razón. El alma está ordenada y, por tanto, el individuo es justo cuando reina la razón y el caballo blanco está de parte del conductor. El alma está corrupta si gobierna el deseo.
Cada individuo está predispuesto por naturaleza a que una parte del alma guíe sus decisiones. En función de qué parte, tendrá un rol diferente en el Estado ideal. Pero antes de entrar en las clases sociales, ¿por qué existe el Estado?
El origen del Estado y de las clases sociales
La necesidad creó al Estado. Personas que buscaban alimento, vivienda y vestimenta se dieron cuenta de que juntos podían cubrir mejor sus necesidades. La asociación entre individuos permite la especialización —yo me dedico a cazar alimento, tú a construir una cabaña y él a tejer una manta—. El intercambio en el mercado es lo que permite esta división del trabajo.
Los artesanos son los individuos especializados en producir bienes y servicios —sea mediante la caza, la agricultura, la manufactura u otra actividad— para satisfacer las necesidades de la comunidad. Al principio todos éramos artesanos. Pronto las necesidades básicas de alimento, vivienda y vestido dejaron de ser suficientes y el Estado creció. Ese crecimiento nos empujó a la guerra, en busca de más tierras y recursos. Incluso aún no queriendo crecer, como mínimo tuvimos que defendernos del vecino.
Aparece la segunda clase de la sociedad: los guerreros. Ocupan esta clase los más valientes y los que mejores condiciones físicas tienen. Platón compara a estos guerreros con un perro de caza: «mansísimos con los que conocen y a los que están habituados, pero todo lo contrario frente a lo desconocido». La cantidad de artesanos y guerreros creció hasta un punto en el que se necesitan personas que sepan organizar. Nace la tercera y última clase de la sociedad: los guardianes del Estado, que además de la valentía del guerrero poseen el amor por el conocimiento y el aprendizaje que les permite organizar adecuadamente el Estado.
¿Qué relación hay entre estas tres clases y las tres partes del alma?