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Sobre la filosofía, con Ortega y Gasset | Preguntando a los clásicos #19
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Sobre la filosofía, con Ortega y Gasset | Preguntando a los clásicos #19

Un juego inevitable e inútilmente valioso
Año 1929, España. Dictadura de Primo de Rivera. Recesión económica debido al crack de Wall Street seguido de la Gran Depresión.   

Preocupado por estas circunstancias nacionales y guiado por su vocación filosófica, Ortega y Gasset invitó a los españoles a filosofar. Lo hizo a través de un curso presencial en el que analizó la propia filosofía y que está recogido en el libro ¿Qué es filosofía?. En esta edición de Preguntando a los clásicos exploramos cómo filosofar enriquece nuestra vida.

Un juego para seres humanos

«Lo vergonzoso no es nunca ignorar una cosa —eso es, por el contrario, lo más natural. Lo vergonzoso es no querer saberla, resistirse a averiguar algo cuando la ocasión lo ofrece».

La filosofía empieza con la curiosidad. Aparece con la necesidad de ideas, cuando tus esquemas mentales ya no bastan para entender el mundo que te rodea. Se junta con el sentimiento de voluptuosidad: la cara de la felicidad, el placer de seguir la madriguera de conejo, la realización de ser quien eres. 

La actitud del filósofo es la del deportista. Ortega lanza una recomendación: «que se acerque el curioso a la filosofía sin tomarla muy en serio, antes bien, con el temple de espíritu que lleva el ejercitar un deporte y ocuparse de un juego». La filosofía es un juego libre de objetivos pero no de esfuerzo. «Un esfuerzo que en oposición al trabajo, no nos es impuesto, ni es utilitario ni remunerado, sino un esfuerzo espontáneo, lujoso, que hacemos por gusto de hacerlo, que se complace en sí mismo». 

¿Quién puede jugar a este juego? «Sólo un ser de intermisión, situado entre la bestia y Dios, dotado de ignorancia pero a la vez sabedor de esta ignorancia (…). Este ser intermedio es el hombre. Es, pues, la gloria específica del hombre saber que no sabe —esto hace de él la bestia divina cargada de problemas». 

La filosofía es valiosamente inútil

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