En Art & Fear, David Bayles y Ted Orland cuentan la historia de una clase de alfarería:
«El día de la primera clase, el profesor de alfarería anunció que dividiría la clase en dos grupos. A todos los del lado izquierdo del estudio se les calificaría únicamente por la cantidad de trabajo que produjeran, y a todos los del derecho, únicamente por la calidad. El proceso era sencillo: el último día de clase traía la báscula del baño y pesaba el trabajo del grupo de "cantidad": cincuenta libras de vasijas recibían un sobresaliente, cuarenta libras un notable, y así sucesivamente. En cambio, los de "calidad" sólo tenían que producir una vasija, aunque fuera perfecta, para obtener un sobresaliente. Llegó el momento de la calificación y se produjo un hecho curioso: todas las obras de mayor calidad fueron producidas por el grupo al que se calificaba por la cantidad. Al parecer, mientras el grupo de la "cantidad" se esforzaba por producir montones de obras -y aprendía de sus errores-, el grupo de la "calidad" se había sentado a teorizar sobre la perfección y, al final, sus esfuerzos no habían dado más frutos que teorías grandiosas y un montón de arcilla muerta».
Observas al maestro, que ejecuta con elegancia y soltura, y crees que ha sido tocado por la barita. La predisposición natural es una parte importante, pero no deja de ser la punta del iceberg. Ocultos a la vista, están los años de práctica y las miles de repeticiones. Bach componía 20 páginas de música cada día. Edinson patentaba una nueva idea cada 12 días. Picasso entre pinturas, grabados, dibujos, esculturas, cerámicas y decorados de teatro, superó las 20.000 piezas. La cantidad está infravalorada.
El fin es la calidad, pocos lo dudan. La cuestión es: ¿cómo llegar hasta allí? Voltaire capturó en un aforismo el peligro de seguir el enfoque del grupo de la “calidad”: «Lo perfecto es enemigo de lo bueno». El grupo de la “cantidad” tampoco está exento de riesgos.
Hablaba con Juan Carlos, profesor de violín y miembro de Aprendizaje Infinito, sobre cómo desarrollar el talento. Salió durante la conversación la idea de repetir sin repetir. La buena repetición no es aquella que se realiza sin esfuerzo, de forma casi pasiva. La buena repetición es aquella que te lleva al límite de tu competencia, aquella en la que el error es una posibilidad. Es en esas repeticiones de calidad donde se desarrolla el criterio para diferenciar un mal resultado de uno bueno. Es en esas repeticiones de calidad donde ocurre el salto de hacer malos trabajos a hacer alguno bueno.
¿Hay talento? Sólo descubrirán la respuesta quiénes estén dispuestos a meter las repeticiones. El reto parece complicado y la mente busca salidas para que puedas dormir tranquilo sin pagar el precio. Albert Camus capturó la idea: «se llama sobrehumanas a las tareas que los hombres tardan mucho tiempo en llevar a cabo: eso es todo». Le ponemos la etiqueta de genio, de sobrehumano, de imposible, y nos sacudimos la responsabilidad de no intentar crear una pieza excelente. El salto de fe no es opcional. Si juegas en el límite, el miedo y las dudas van a estar siempre ahí. Quien no atraviesa el proceso no encuentra la honesta respuesta del que se ha dejado la piel. Yo, que no me quiero arrepentir de no haberlo intentado, seguiré escribiendo cada semana. Entre la cantidad, espero publicar algún buen texto.
Sergio-.
P.D: Con este van 120 viernes seguidos escribiendo cada semana. Este domingo una repetición extra sobre cómo navegar el corto plazo cuando juegas al largo. Al ser una edición de Lo efímero, sólo la recibirá quien sea miembro antes del domingo 28 de enero a las 8:30.
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Cantidad, pero inteligente, como dices. Repetir pero llevándonos al límite, no repetir dentro de la zona de confort. Eso es lo que más cuesta, porque te tiene que gustar mucho algo como para estar dispuestos a estar incómodos todo el tiempo intentando perfeccionarlo. Habrá artes y disciplinas en las que no estemos dispuestos a hacer el esfuerzo, así que no es lo nuestro y está bien, podemos disfrutarlo solo como amateurs y es perfecto. Creo que hay que ser conscientes de eso y relajarnos, si ese es el caso. Pero cuando encontramos ese algo por lo que sí estamos dispuestos a repetir y repetir, sudando la gota gorda, habremos encontrado un tesoro! 😍 M.
De entre todas las vasijas que has hecho, estás es de las me ha gustado. La repetición hace al maestro. Enhorabuena y sigue así ♥️