10 ideas para tener una vida libre y plena de Michel de Montaigne
En colaboración con Marcos Vázquez, de Fitness Revolucionario
El Renacimiento es un periodo histórico fascinante. Se inventa la imprenta, caen los últimos resquicios del Imperio romano, se descubre América, Maquiavelo publica sus ideas políticas, Lutero parte la Iglesia en dos y Copérnico cuestiona que nuestro planeta sea el centro del Universo.
En Francia, un noble se encierra en una torre para escribir el primer blog de la historia. Michel de Montaigne, acompañando sus experiencias y reflexiones personales de la sabiduría clásica de los antiguos, escribiría en estos años Los Ensayos. Entre las mil seiscientas páginas en las que el filósofo francés intentó entender(se), se esconden valiosas ideas para vivir mejor.
Junto con Marcos Vázquez, he destilado 10 ideas para tener una vida libre y plena. En esta versión escrita, cada idea viene acompañada de citas de Los Ensayos1. Para acompañar esta edición de Aprendizaje Infinito, hemos preparado esta conversación en Radio Fitness Revolucionario.
Estás leyendo Aprendizaje Infinito, el punto de encuentro de los curiosos que creen que el aprendizaje es un camino sin fin que transforma el mundo.
(1) Experimenta
«Mi oficio y mi arte es vivir».
— La ejercitación
«Sirve como libro suficiente todo lo que se muestra a nuestros ojos».
— La formación de los hijos
A vivir se aprende viviendo. La vida de Montaigne está repleta de curiosas experiencias: vivió en una familia de campesinos, durante su infancia sólo pudo hablar latín, viajó por Europa (¡recuerda que vivió en el siglo XVI!), fue alcalde de Burdeos, sobrevivió a un asalto de ladrones, tuvo un accidente a caballo que casi acaba con su vida e inventó un nuevo género, el ensayo.
Un ensayo es un intento, una prueba. Montaigne, a pesar de las obligaciones propias de un noble de su época, experimentó durante toda su vida. Su obra son intentos de entender(se). La vida es azarosa, como Montaigne deja caer en los títulos de algunos de Los Ensayos: Puede lograr el mismo fin con distintos medios, Resultados distintos de la misma decisión, Cómo reímos y lloramos por lo mismo. Experimentar nos permite navegar la incertidumbre.
(2) No te preocupes por la muerte
Montaigne titula otro de sus ensayos Que filosofar es aprender a morir. Comienza el ensayo recogiendo la sabiduría común de los clásicos, el memento mori de los estoicos:
«Privémosle de la extrañeza, frecuentémosla, acostumbrémonos a ella. No tengamos nada tan a menudo en la cabeza como la muerte».
«Es incierto dónde nos espera la muerte; esperémosla por todas partes. La premeditación de la muerte es premeditación de la libertad. Quien ha aprendido a morir, ha desaprendido a servir».
Sus experiencias vitales le enfrentan a la muerte de sus seres queridos. Muere su mejor amigo, Étienne de La Boétie, posiblemente la persona más importante en su vida. Muere su padre. Mueren 5 hijas suyas en los primeros meses de vida. Y por si fuera poco, Montaigne vive una experiencia cercana a la muerte en un accidente a caballo. Esta suma de experiencias hacen que Montaigne sienta un profundo malestar al pensar en el final de su vida.
Montaigne cambia de opinión hacia una visión más epicúrea y despreocupada de la muerte, cambio que puede leerse durante el mismo ensayo.
«No te concierne ni muerto ni vivo: vivo, porque existes; muerto, porque ya no existes».
Montaigne pone en práctica las ideas que lee para desechar lo que no le sirve, sin importar si lo escribió alguno de sus admirados filósofos de cabecera. El fin no es tener presente la muerte, el fin es aprovechar la vida.
«El provecho de la vida no reside en la duración, reside en el uso».
No caigamos en la maldición de Titono. Que cada año de nuestra vida sea tiempo vivido y no una prolongación de la muerte. Que cuando llegue sea rápida, y que nos pille viviendo.
«Una muerte rápida, dice Plinio, es la dicha suprema de la vida humana».
— Juzgar de la muerte ajena
(3) Cambia de opinión
«¿Me contradigo?
Muy bien, me contradigo.
(Soy amplio, contengo multitudes)».
— Walt Whitman
«es muy lícito hablar de todo tanto a favor como en contra».
— Homero *(citado por Montaigne en La incertidumbre de nuestro juicio)
Montaigne no sólo se contradice en el ensayo sobre la muerte. Montaigne se contradice a lo largo de toda su obra. Lejos de preocuparle, estaba más que abierto a cambiar de opinión. Ya desde su educación, le enseñaron a debatir tanto a favor como en contra de las ideas. Durante todos Los Ensayos abraza sus multitudes y deja fluir sus pensamientos, sin importar si lo que escribió ayer es coherente con lo escribirá mañana.
Los Ensayos, a raíz del éxito de la obra, se ampliarían varias veces por el propio Montaigne. «Añado, pero no corrijo», escribe en una de sus últimas aportaciones. Duda hasta de sus propias correcciones: «Mi entendimiento no siempre avanza, también retrocede. Apenas desconfío de mis fantasías porque sean segundas o terceras en vez de primeras, o presentes en vez de pasadas. Con frecuencia nos corregimos tan neciamente como corregimos a los demás».
Como Montaigne, añade líneas a tus ensayos. Deja la puerta abierta a estar equivocado. Cultiva la capacidad de cambiar de opinión.
(4) Reserva tu trastienda
«Debemos reservarnos una trastienda del todo nuestra, del todo libre, donde fijar nuestra verdadera libertad y nuestro principal retiro y soledad. En ella debemos mantener nuestra habitual conversación con nosotros mismos, y tan privada que no tenga cabida ninguna relación o comunicación con cosa ajena; discurrir y reír como si no tuviésemos mujer, hijos ni bienes, ni séquito ni criados, para que, cuando llegue la hora de perderlos, no nos resulte nuevo arreglárnoslas sin ellos».
— La soledad
Montaigne habla de reservarnos una trastienda, un espacio más mental que físico en el que poder retirarte en soledad. El filósofo elegiría como su trastienda una de las torres de su castillo, torre en la que se encerró largos periodos de tiempo a reflexionar, leer y escribir.
La trastienda se parece mucho a la Ciudadela Interior que propone Marco Aurelio. «En ningún sitio encontraremos un retiro más tranquilo que en nuestra propia mente», escribe el emperador-filósofo. La ciudadela interior es ese refugio interno donde no llegan las tempestades externas, ese espacio mental ajeno al mundo exterior.
La aspiración de este tipo de retiro interior es la autosuficiencia del sabio de la que escribieron los estoicos, «que me haga feliz por mí mismo y por bienes surgidos de mí» que escribió Montaigne. Para ello «dirijamos hacia nosotros mismos y hacia nuestra felicidad pensamientos e intenciones». Es importante prepararse para este retiro interior. La preparación comienza en el autoconocimiento que, con tiempo, práctica y esfuerzo, acaba en autogobierno.
«Retírate en tu interior, pero primero prepárate para acogerte; sería una locura confiarte a ti mismo si no te sabes gobernar».
— La soledad
(5) Conócete a ti mismo
«Me estudio a mi mismo más que cualquier otro asunto».
— La experiencia
«Si nos dedicáramos de vez en cuando a examinarnos, y el tiempo que utilizamos en fiscalizar a otros y en conocer las cosas exteriores a nosotros, lo empleásemos en sondear en nuestro interior, nos percataríamos fácilmente de hasta qué punto toda nuestra contextura se compone de piezas débiles y deficientes».
— Una sentencia de César
«Cada cual constituye una enseñanza excelente para sí mismo, con tal de que tenga la capacidad de espiarse de cerca».
— La ejercitación
El sentido de la trastienda es encontrarse con uno mismo y conocer mejor a la persona con la que convives las veinticuatro horas del día. «A menudo pensamos haber abandonado las ocupaciones y sólo las hemos cambiado», escribe Montaigne. En la vorágine del día a día, nadie parece tener tiempo para reflexionar. Nos perdemos una de las mayores fuentes de aprendizaje: nuestra propia vida.
La escritura es la herramienta de autoanálisis. Los Ensayos son Montaigne escribiendo lo que observa y vive, tratando de entender por qué piensa lo que piensa y por qué piensa como piensa. No es una tarea fácil, sí es una tarea útil.
«No hay descripción tan ardua como la descripción de uno mismo, ni ciertamente tan útil».
— La ejercitación
«Y quien se conoce a sí mismo, deja de tomar lo ajeno por lo propio: se ama y se cultiva antes que cualquier otra cosa—rehúsa las ocupaciones superfluas y los pensamientos y propósitos inútiles—».
— Nuestros sentimientos se arrastran más allá de nosotros
(6) No te tomes tan en serio
«Nuestra mente vaga en las tinieblas y, ciega, es incapaz de distinguir la verdad».
— Michel de L'Hospital *(aforismo de una de las vigas del techo de la biblioteca de Montaigne)
Analizándote de forma honesta y profunda, te darás cuenta de todos los fallos que tienes. Naval Ravikant destila la idea en uno de sus tweets: «No te tomes tan en serio. Sólo eres un mono con un plan». Montaigne nos recuerda algunas de las peculiaridades que nos hacen falibles:
Somos máquinas de desear aquello que no tenemos. Cuando lo alcanzamos, buscamos un nuevo deseo.
«mientras nos falta lo que deseamos, esto parece que supera a todo lo demás; cuando lo conseguimos, deseamos otra cosa tras ésta, y la misma sed nos atenaza».
— Lucrecio *(citado por Montaigne en Una sentencia de César)«Pasa por encima de lo que tienen a su alcance y persigue lo que se le escapa».
— Horacio *(citado por Montaigne en Que nuestro deseo aumenta con la dificultad)La suerte es crucial en la vida. Montaigne lo refleja en el título de uno de sus ensayos Resultados distintos de la misma decisión. La conclusión de un breve ensayo titulado Las obligaciones, para mañana, captura la idea:
«Pero, a fin de cuentas, en las acciones humanas es difícil dar una regla tan precisa, por medio del razonamiento, que la fortuna no mantenga su derecho sobre ellas».
La imaginación es un arma poderosa que puede volverse en nuestra contra.
«Si lo que llamamos mal y tormento no es mal ni tormento suyo, y únicamente nuestra fantasía le confiere esa calidad, cambiarla está en nuestras manos».
— Que la experiencia de los bienes y los males depende en buena parte de nuestra opinión.Nos justificamos y nos (auto)engañamos. La historia del rey Pirro refleja hasta donde somos capaces de inventar elaboradas justificaciones:
«Cuando el rey Pirro intentaba pasar a Italia, Cineas, su sabio consejero, queriéndole hacer notar la vanidad de su ambición, le preguntó: “¡Y bien!, Majestad, ¿con qué fin preparáis esta gran empresa?”. “El de adueñarme de Italia”, respondió de inmediato. “¿Y después, cuando lo hayáis logrado?”, prosiguió Cineas. “Pasaré a la Galia y a España”, dijo el otro. “¿Y después?”. “Iré a subyugar África; y, al final, cuando tenga el mundo en mi poder, descansaré y viviré satisfecho y feliz”. “Por Dios, Majestad”, atacó entonces de nuevo Cineas, “decidme, ¿qué os impide estar desde ahora mismo, si lo queréis, en esa situación?, ¿por qué no os dedicáis desde este momento a aquello a lo que decís aspirar, y os ahorráis todo el esfuerzo y riesgo que ponéis en medio?”».
— La desigualdad que hay entre nosotros
(7) Entiende al Otro
«Cada cual llama “barbarie” a aquello a lo que no está acostumbrado».
— Los caníbales
«Todas las cosas tienen muchos lados y muchas caras».
— Cómo lloramos y reímos por lo mismo
Montaigne cuenta en el ensayo de Los caníbales el encuentro entre la nobleza francesa y tres indígenas americanos. Tres cosas dijeron los invitados, una de las cuales Montaigne dice no recordar. Corre el rumor de que tiene que ver con la religión y que, para evitar problemas y poder publicar su obra, decidió omitirla.
«Dijeron que les parecía, en primer lugar, muy extraño que tantos hombres mayores, barbudos, fuertes y armados como había alrededor del rey —es verosímil que se refirieran a los suizos de su guardia— se sometieran a la obediencia de un niño, y que no se eligiera más bien a uno de ellos para mandar; en segundo lugar, que habían observado que, entre nosotros, había hombres llenos de ahítos de toda suerte de bienes, mientras que sus mitades— tienen una manera de hablar por la que llaman a los hombres mitades unos de otros —mendigaban a sus puertas, demacrados por el hambre y la pobreza; y les parecía extraño que esas mitades necesitadas pudieran soportar una injusticia así sin coger a los otros por el cuello o prender fuego a sus casas».
— Los caníbales
En este mismo ensayo, el filósofo deja otras dos ideas muy interesantes: juzgar con la razón sin dejarnos llevar por la voz común, y tener nuestra casa en orden antes de señalar la ajena.
«Hemos de evitar atenernos a las opiniones vulgares, y hemos de juzgarlas por la vía de la razón, no por la voz común».
«No me enoja que señalemos el bárbaro horror que hay en tal acción, pero sí que juzguemos bien acerca de sus faltas y estemos tan ciegos para las nuestras».
Montaigne reflexiona en varios ensayos sobre las costumbres. Cuestionamos solo lo novedoso pero ni nos asombramos ni indagamos en las razones de lo que vemos y hacemos cada día. En la calma de la trastienda, además de conocerte, podrás entender la perspectiva del Otro.
«Es, en efecto, un vicio común no solamente del vulgo sino de casi todos los hombres tener como mira y límite la situación en la que se ha nacido».
— Las costumbres antiguas
(8) Modérate
La moderación es el valor por excelencia del escritor de Los Ensayos. Moderación incluso en las buenas intenciones, en la felicidad, en la filosofía, en las acciones y en lo que decimos de nosotros mismos.
«Es común ver que las buenas intenciones, conducidas sin moderación, empujan a los hombres a actos muy viciosos».
— La libertad de la conciencia
«(Sobre la administración de la casa) cabe hallar un término medio entre el quehacer bajo y vil, tenso y lleno de preocupación, que vemos en los hombres que se sumergen en ella por completo, y el profundo y extremo descuido que lo entrega todo al abandono, que vemos en otros».
— La soledad
«La misma felicidad, si no se modera, resulta opresiva».
— Séneca *(citado por Montaigne en Nada de lo que experimentamos es puro)
«Los libros son agradables; pero si perdemos al fin la alegría y la salud, nuestros mejores elementos, dejémoslos».
— La soledad
«La filosofía llevada al extremo es perniciosa, y aconseja no sumergirse en ella más allá de los límites del provecho».
— La moderación
«Decir de uno mismo menos de lo que hay es necedad, no modestia. (...) Decir de uno mismo más de lo que hay, no siempre es presunción, a menudo también es necedad».
— La ejercitación
(9) Cuestiónate todo
Montaigne no pertenece a ninguna escuela filosófica concreta: coge ideas de los estoicos (de Séneca sobre todo), de los epicúreos (Epicuro y Lucrecio) y de pensadores antiguos como Horacio, Ovidio, Plutarco o Cicerón.
Si hay una escuela en la que categorizar a este pensador es el escepticismo pirrónico. Esta escuela filosófica tiene el mismo objetivo que el estoicismo y el epicureísmo: la eudaimonia, el florecer como persona, el alcanzar nuestra mejor versión. El camino que proponen los escépticos para alcanzar este ideal es la duda. Suspendiendo el juicio (epojé) alcanzaremos un estado de reposo mental (ataraxia).
En el ensayo dedicado a La formación de los hijos, Montaigne abogaba por el pensamiento crítico desde la niñez. «Debe proponérsele (al hijo) esta variedad de juicios; que elija si puede; si no, que permanezca en la duda». No repitas como papagayo movido por la autoridad de la fuente. Haz tuyas las ideas: entiéndelas, combínalas entre sí, enfréntalas a otras y, sobre todo, cuestiónalas.
«Quien recuerda haberse equivocado tantas y tantas veces por culpa de su propio juicio, ¿no es un necio si no empieza a desconfiar de él para siempre?»
— La experiencia
Montaigne convierte el «¿Qué sé yo?» en su lema. Las vigas principales del techo de su biblioteca están llenas de fragmentos de los Esbozos pirrónicos, una obra del escéptico Sexto Empírico.
«Alternando los juicios».
«Sin inclinación».
«Me abstengo».
«Continúo investigando».
«Nada determino».
(10) Ejerce tu libertad
Al cuestionar casi todo, Montaigne busca la libertad. No quiere ser preso de la vanidad ni del orgullo. No quiere ser esclavo de las creencias, de las convicciones, ni de los partidos. Tampoco quiere atarse a los hábitos. Ni que la ambición y la codicia guíen su vida. Ni siquiera quiere que la preocupación por la muerte le impida ser libre. Ni su familia y entorno, ni las obligaciones y responsabilidades de alguien de su clase, Montaigne quiere liberarse de todas las cadenas (auto)impuestas. Montaigne quiere pensar y vivir libremente.
Stefan Zweig, al final de su vida y habiendo vivido ya las dos guerras mundiales, encuentra en Montaigne la personificación de la lucha por la libertad. En el librito que dedica al filósofo de Los Ensayos, Zweig recoge lo que se conocen como las 8 libertades:
(1) «Liberarse de la vanidad y del orgullo, que es tal vez lo más difícil, evitar la presunción, (2) liberarse del miedo y de la esperanza, de la fe y de la superstición, de las convicciones y los partidos, (3) liberarse de las costumbres: “El uso nos hurta el verdadero rostro de las cosas”, (4) liberarse de las ambiciones y de toda forma de codicia: “La reputación es la más inútil, vana y falsa moneda de que nos servimos”, (5) vivir libre de la familia y del entorno, (6) libre del fanatismo: “Cada país cree poseer la religión más perfecta” y ser el primero en todo; (7) libre frente al destino; somos sus amos: nosotros otorgamos color y aspecto a las cosas. (8) Y la última libertad: frente a la muerte: “La vida depende de la voluntad ajena; la muerte de la nuestra. La muerte voluntaria es la más hermosa”».
Esta búsqueda de la libertad, parte de la tolerancia.
«No porque yo me sienta apegado a una forma, obligo al mundo a someterse a ella, como hacen todos; y creo y concibo mil maneras de vida contrarias».
— Catón el Joven
Ser capaz de cambiar de opinión, entender los diferentes puntos de vista y cuestionar todo, nos ayuda a tolerar ideas contrarias. Sin respeto por las ideas del Otro, no podemos exigir respeto por las nuestras. Quien reclama su derecho a la libertad tiene el deber de respetar la del otro.
Espero que estas 10 ideas te sirvan para vivir mejor.
Sergio -.
10 ideas para tener una vida libre y plena por Montaigne:
Experimenta
No te preocupes por la muerte
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No te tomes muy en serio
Entiende al Otro
Modérate
Cuestiónate todo
Ejerce tu libertad
➜ (sólo para miembros) Este domingo en La Biblioteca Infinita, las ideas de Los peligros de la moralidad, de Pablo Malo.
➜ (sólo para miembros) Para complementar las ideas de esta edición, puedes acceder a la edición de Preguntando a los clásicos con ideas de Montaigne sobre la formación.
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Gracias por leer Aprendizaje Infinito.
Las citas son de la edición de Los Ensayos de Acantilado. Algunas citas son fragmentos de frases, de las que he omitido partes para facilitar su lectura.
Amancio, un miembro, ha compartido conmigo una edición gratuita de los Ensayos de la biblioteca Cervantes: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ensayos-de-montaigne--0/html/?indice=1
Para seguir profundizando en la figura y las ideas de Michel de Montaigne:
Los Ensayos, de Michel de Montaigne (Edición Acantilado): https://amzn.to/3v2NwQq
Cómo vivir o una vida con Montaigne, de Sarah Bakewell: https://amzn.to/3NwmxDf
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Amancio, un miembro, ha compartido conmigo una edición gratuita de los Ensayos de la biblioteca Cervantes: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ensayos-de-montaigne--0/html/?indice=1
Me cogió la tarde para trabajar. Gracias. jajajajjajja
De verdad pensar en todas estas cosas me fascinan. Este trabajo que has hecho, es de mucha calidad.
Felicitaciones.
Al final pienso que sé ¡Busca la libertad, aunque al final no sea libertad!