Enriqueces tu visión del mundo cuando la complementas con la de los demás. No permitir la refutación de una opinión se confunde con que una opinión no haya sido refutada. Cuando proteges una idea de la crítica, demuestras miedo por perderla; posiblemente porque sabes que es una creencia clientelar. Mantén ideas en tu mente sólo si (todavía) no has encontrado mejores.
El hombre de paja
Como cuando un padre se deja ganar por su hijo, protegemos nuestras ideas enfrentándolas a rivales fáciles. La falacia del hombre de paja consiste en exagerar, distorsionar o falsificar un argumento. Se emplea con los razonamientos de la otra parte para transformar sus ideas en fáciles oponentes.
El hombre de acero
Si queremos mejorar nuestras ideas, el objetivo del debate no debe ser derrotar al oponente. En una buena discusión nadie sale perdiendo. Ambas partes acaban el diálogo con una visión más rica del mundo. Si queremos este resultado, tenemos que poner de nuestra parte.
El argumento del hombre de acero consiste en construir la versión más fuerte de un argumento. Normalmente empleamos estos argumentos para defender nuestras propias ideas, exagerando sus virtudes y escondiendo sus defectos. ¿Y si lo hiciéramos con los argumentos contrarios? ¿Y si interpretamos las ideas de la otra parte de la mejor forma posible1?
Para este propósito son de gran utilidad las 4 reglas para criticar con éxito que expuso el filósofo Daniel Dennett:
Debes intentar expresar la postura de tu oponente de forma tan clara, vívida y justa que tu objetivo diga: «Gracias, ojalá se me hubiera ocurrido expresarlo así».
Enumera los puntos de acuerdo (sobre todo si no se trata de cuestiones de acuerdo generalizado).
Menciona todo lo que hayas aprendido de tu interlocutor.
Sólo entonces se permitirá decir alguna palabra de refutación o crítica.
Conocer los argumentos de la otra parte también te permite defenderte de los peligros de la moralidad.
«Tengo lo que yo llamo una receta de hierro que me ayuda a mantener la cordura cuando caigo en la tentación de preferir una ideología intensa a otra. Creo que no tengo derecho a tener una opinión a menos que pueda exponer los argumentos en contra de mi postura mejor que las personas que están en la posición contraria. Creo que sólo estoy capacitado para hablar cuando he alcanzado ese punto». — Charlie Munger (Poor Charlie’s Almanack, charla 10)
John Stuart Mill creía que la libertad de pensamiento y discusión es indispensable para acercarnos a la verdad. Sobre su visión de la libertad profundizaremos el domingo en Preguntando a los clásicos (exclusivo para miembros). Sobre prestar atención a los argumentos del contrario, el ejemplo de Cicerón:
«Es sabido que el orador más grande de la Antigüedad (con una sola excepción) estudiaba siempre el caso de su adversario con tanta o mayor atención como el suyo propio. Lo que Cicerón practicaba con vista a los éxitos forenses debe ser imitado por todos los que estudien un asunto con el fin de llegar a la verdad». (Sobre la libertad)
Si quieres ganar la disputa, esfuérzate por reforzar tus argumentos y refutar los de tu oponente. Si quieres acercarte a la verdad, escucha a la otra parte, entiende su postura y crea la mejor explicación que seas capaz. No te lances a demostrar lo equivocado que está el otro. No pierdas tan rápido todo lo que puede enseñarte. Tómate en serio sus ideas y muéstrale respeto. Mejora los argumentos (también los contrarios) para mejorar el desacuerdo.
La guerra no es contra Ellos, es contra las malas ideas.
Sergio-.
Interpretar el argumento de la otra parte de la mejor forma posible se conoce como principio de caridad
Casualmente me estaba preguntando sobre cómo entablar un debate sin ponerme a la defensiva y llegas tú y abres las puertas. Muchas gracias 😘
Muy interesante, como muchas de las cosas que planteas (98%) cosas para trabajar con uno mismo. Gracias!!!!!!