Cómo volverse invencible

o cómo dejar de aprender de las críticas

Definir en quien no quieres convertirte sirve como brújula. Inviertes el problema de los ideales, que en ocasiones son demasiado abstractos y difíciles de seguir. En lugar de imitar a un modelo, evitas comportarte como aquel al que no quieres parecerte. Todos tenemos esa persona en mente. Tiene nombre y apellidos. Dejar constancia en el papel establece el compromiso e impide que tu memoria, manipuladora por excelencia, te engañe en el futuro tergiversando recuerdos para evitar la disonancia. Si lo dejas escrito no podrás decir que no lo dijiste.

No quiero que cada idea que lance ahí fuera tenga la inmunidad del dragón invisible en el garaje. Tengo ideas malas, y en lugar de defenderlas a cualquier precio, debo estar agradecido cuando alguien señala el error. Sólo se necesita un poco de imaginación para justificar, con elaborados argumentos, cualquier estupidez. Se necesita en cambio de humildad y valentía para reconocer el error. Elija el camino que elija, el dragón seguirá sin aparecer y la idea seguirá siendo una mierda. Aceptar el error es el punto de partida para corregirlo.

No quiero creer en la autocomplaciente mentira de que cualquier crítica carece de valor. He visto desde cerca como si adoptas esta actitud, pronto dejan de señalar tus errores. El aplauso acompañado de una falsa sonrisa permite que la función continúe. Crees que nadie piensa nada malo de ti y lo que ocurre es que evitan el conflicto que se genera cuando alguien te dice lo que no quieres oír. La crítica sigue haciéndose en privado. Tu forma de reaccionar no deja espacio para que te lo digan a la cara. Si llevas tiempo sin una conversación incómoda, no es que seas perfecto, es que las personas que te rodean están cansadas de escuchar cómo te autojustificas con narrativas baratas.

No quiero creerme iluminado por la verdad, en posesión de lo bueno, lo justo y lo bello. Está de moda autoproclamarse paladín de la moral, luchando una guerra santa por la estúpida creencia de que tus ideales y aspiraciones son los únicos válidos. Encuentra un enemigo y crea tu tribu. No te olvides de incluir alguna creencia estúpida. ¿Necesitas inspiración? La evolución es facha, la Tierra es plana o hay que sonreír pase lo que pase. Incluir una idea sin sentido excluirá a aquellos inconscientes que cometen la herejía de atreverse a pensar fuera del grupo.

La única forma de ser invencible es jugarlo seguro, sin nunca descubrir de lo que eres capaz. No pierdes porque no te pones a prueba. La única forma de ser invencible es ignorando las críticas, aparentando una fortaleza que esconde fragilidad. No te caes porque dejas de moverte.

No quiero ser invencible. Todavía me quedan muchos errores que cometer. Todavía me quedan demasiadas cosas por aprender. Quiero ser más fuerte, y para ello, a veces me tocará perder.

Sergio-.

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«En una disputa entre personas amantes del razonamiento gana más el que pierde, debido a que aprende más que nadie».
— Epicuro

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