Los humanos creíamos que la inteligencia era solo nuestra. Todavía hay quien argumentan que la inteligencia artificial no es inteligente porque alucina, como si el común de los mortales no estuviera libre de fallos. Continuaremos redefiniendo la inteligencia y buscando pegas en los modelos generativos hasta que no quede ningún recoveco seguro en el que escondernos. Y cada vez quedan menos.
Si aceptamos el IQ como medida de la inteligencia, el último modelo de Open AI ya ha superado al humano promedio en un test online realizado por Mensa Noruega1. Estamos viviendo en directo como las máquinas nos pasan por la izquierda.

A lo largo de los siglos, la tecnología ha facilitado y democratizado el trabajo. Las tecnologías empezaron facilitando e incluso eliminando trabajos físicos y rutinarios. Los ordenadores facilitaron y han eliminado trabajos cognitivos y rutinarios. La Inteligencia Artificial es una tecnología de uso general que resuelve (cada vez con más éxito) problemas no rutinarios. Cada vez hay menos trabajos que sólo podamos hacer las personas y puede que llegue un punto en el que no quede ninguno.
Una tecnología que está poniendo patas arriba el mundo atrae a lo mejor y a lo peor de la sociedad. Las empresas más grandes del mundo entran en el juego. Los burócratas aprovechan la excusa de la IA para lucrarse con chiringuitos. Muchas personas con talento e iniciativa se lanzan a cambiar el mundo utilizando esta nueva tecnología. Los marketeros con menos escrúpulos se suben a la ola para venderte cursos que te harán rico (spoiler: alguien se hace rico y no eres tú).
La primera vez
Muchos de los que lean este post ya habrán interactuado con uno de los modelos generativos de inteligencia artificial. Si todavía no lo has hecho, te invito a probar antes de seguir leyendo (haz clic en uno de estos enlaces y experimenta). La primera vez es rara. Intercambias palabras con una máquina como si entendiera lo que quieres decirle. Se parece mucho a una conversación de trabajo con un humano. La respuesta te lleva a creer que la otra parte piensa.
Dar instrucciones a una IA es lo que se conoce como prompting. El prompt es la información que le das a la máquina para que te responda. Igual que con la calculadora tienes que teclear los números, con los modelos de inteligencia artificial generativa tienes que articular tu petición. Un buen prompt es el que te permite conseguir el resultado que quieres.
Algunas ideas para tener un buen prompt de partida:
Dale una identidad acorde con el resultado que quieras obtener
Añade contexto
Sé específico en lo que buscas
Hazle saber que el resultado es importante
Los mejores resultados aparecerán tras probar e iterar varios prompts con el propio modelo.
Ejemplo de prompt y resultado
Eres un editor exigente. Voy a publicar un texto en mi newsletter personal con algunas ideas prácticas para empezar a usar los modelos de inteligencia artificial generativa y algunas reflexiones más filosóficas y personales sobre el impacto de esta tecnología en el trabajo y en la vida. Busca errores ortográficos y gramaticales, dame feedback de la fluidez del texto y dime si hay algún concepto que no se entienda bien. Mi carrera profesional depende de ello.


Un referente
La inteligencia artificial cambia demasiado rápido. Hay todo un mar de ruido en el que es imposible estar al día. Renuncio y elijo a un referente que me mantenga al día de lo que considera importante. Mi elegido es Ethan Mollick, un profesor de la Escuela de Wharton en la Universidad de Pensilvania que se dedica a estudiar los efectos de la inteligencia artificial en el trabajo, el emprendimiento y la educación. En su newsletter One Useful Thing, comparte reflexiones alrededor de la Inteligencia Artificial desde antes de la salida de Chat GPT. En su libro Co-inteligencia, plantea un enfoque de sentido común para incorporar la inteligencia artificial a nuestra vida.
Los 4 principios para la co-inteligencia que Mollick comparte en su libro:
Invita siempre a la IA a la mesa. Las capacidades de la inteligencia artificial están cambiando constantemente. Al experimentar descubrirás dónde (y dónde no) usarla.
Sé el humano en el bucle. La IA se inventa las respuestas. No confíes ciegamente en lo que dice. Este problema de fiabilidad de la información no es nuevo; pasaba en el siglo XVI con la imagen de un rinoceronte y pasa con las búsquedas en Internet y los contenidos en redes sociales. Asume la responsabilidad y sé crítico con la información que recibes.
Trata a la IA como una persona (pero dile qué clase de persona es). Antropomorfizar la IA, diciéndole quién es, añade perspectiva. No significa que la máquina tenga conciencia, es sólo un medio para ayudarte a conseguir el tipo de respuestas que quieres.
Asume que es la peor IA que vas a utilizar nunca. Si llevas meses usando la inteligencia artificial lo habrás vivido en tus propias carnes. Los modelos son cada vez más capaces.
Usos de la inteligencia artificial
«cuanto más lo utilizo, más fácilmente se me ocurren nuevas formas de sacarle provecho». – un miembro en el Telegram privado de La Membresía
Por si necesitas inspiración, estos son algunos usos de la inteligencia artificial que los miembros de Aprendizaje Infinito comentaron en el grupo privado de Telegram:
Resolver bugs o desarrollar código
Preparar clases
Elaborar test, preguntas, esquemas o diagramas
Crear tarjetas de Anki para aprender inglés
Resolver dudas
Traducir textos
Transformar datos a diferentes formatos
Organizar la agenda
Evitar la página en blanco
Comparar productos o servicios
Generar mejores prompts
Crear un cuento infantil personalizado
Pedir recetas en base a una foto de la nevera
Redactar correos con distintos estilos y tonos
Automatizar tareas repetitivas
Cuidado con usar la inteligencia artificial
«No le pido nada que no verifique después, y más allá de comprobar que sea correcto, necesito entender lo que me está diciendo. Si algo no me queda claro, insisto con más preguntas hasta comprenderlo». – un miembro en el Telegram privado de La Membresía
«Me siento capacitado para hacer un buen uso de la IA porque mi conocimiento de base me permite formular buenas preguntas y, en todo caso, cuestionar sus respuestas». – un miembro en el Telegram privado de La Membresía
El peligro de usar la inteligencia artificial es olvidarnos de usar nuestra propia inteligencia. Me gusta la idea de sedentarismo cognitivo que escuché a Mariano Sigman y Marcos Vázquez. Como ya ha ocurrido con los músculos de aquellos que no se mueven, si dejamos de poner en práctica el pensamiento crítico y la reflexión, nuestra mente se atrofiará.
No utilices la IA para todo (aunque puedas)
(1) El miércoles fui a jugar al fútbol. Hace tiempo que descubrí que no era lo mío pero lo sigo disfrutando como un niño pequeño. Posiblemente pronto –si no existe ya– habrá un robot que juegue mejor que cualquier humano. ¿Dejarán de jugar los humanos al fútbol? Por lo menos yo, mientras me aguanten las piernas y mantenga las ganas, no.
Si solo hiciéramos algo porque somos quienes mejor lo hacemos, no haríamos nada. Si buscas, siempre encontrarás a alguien que juegue mejor que tú al fútbol, alguien que escriba mejor o alguien que piense de forma más precisa. El criterio para hacer (o no) una actividad no es si la inteligencia artificial o cualquier otra persona lo puede hacer mejor que tú.
(2) Este sábado es el cumpleaños de mi pareja y dentro de unas semanas cumplimos siete años juntos. ¿Le he pedido a la IA que escriba una carta de amor? Por supuesto que no. Para mí, lo que da sentido a la carta es el esfuerzo, el tiempo y el cariño que he volcado en ella. No quiero la mejor carta de amor, quiero una carta de amor sincera y auténtica; algo que la IA no puede conseguir. Volcarme en el proceso y dedicarle tiempo son ingredientes indispensables para crear una carta auténtica y sincera. Utilizar la inteligencia artificial sería matar el propósito de la acción.
(3) Este domingo sale la primera edición de Preguntando a los clásicos alrededor de las ideas de la República de Platón. Al leer el diálogo entero, no he conseguido entenderlo del todo. Para acabar de conectar las ideas he recurrido a las clases en abierto de dos profesores de filosofía (Ernesto Castro y Darin McNabb). Después de verlas con detenimiento y tomar notas, he releído algunos pasajes con las anotaciones que fui dejando durante mi primera lectura del diálogo. Después, he escrito un primer borrador del texto que saldrá este domingo.
Sólo después de todo este proceso, he compartido el texto con la inteligencia artificial pidiéndole que, asumiendo el rol de un profesor de filosofía, me dijera qué ideas no se entendían bien. ¿Por qué te cuento todo esto? Porque en actividades donde lo que importa es el proceso que tú atraviesas —y el aprendizaje es una de esas actividades—, lo importante no es cómo la IA te puede ahorrar el esfuerzo sino cómo puedes involucrar a la IA en el proceso para que te acerque a lo que quieres conseguir, en este caso entender las ideas de la República.
Leer el libro, mirar con atención las clases y escribir son actividades que implican pensar activamente. No tiene sentido tomar atajos si lo que quieres es aprender. Pedirle a la inteligencia artificial que escriba el texto desde cero me ahorraría el trabajo pero también el aprendizaje, y la actividad perdería sentido. La IA se convierte en este tipo de actividades en un compañero intelectual al que puedes recurrir, no en un sustituto.
La inteligencia artificial no es ni será uno de los temas importantes de esta newsletter. He escrito esta edición un poco más larga de lo habitual para condensar todas las ideas que considero útiles alrededor de esta nueva tecnología.
Yo seguiré escribiendo cada semana, con el propósito de seguir aprendiendo. No lo hará la inteligencia artificial. Dar forma a las ideas y compartir mis aprendizajes me llena. Me hace sentir humano.
Sergio-.
Cuando Garry Kasparov perdió contra Deep Blue se dio cuenta de que los humanos estaban perdiendo su hegemonía en el campo cognitivo. Kasparov acuñó el término centauro para referirse a la combinación de humano-máquina que dominaría el futuro.
El centauro ha sobrepasado los límites. Palas Atenea, diosa de la sabiduría, le detiene agarrándole de los pelos. ¡Ojalá la sabiduría pueda guiar también nuestra unión con las máquinas!
Esto podría tener trampa ya que las preguntas del examen, especialmente si es online, podrían estar entre la información de entrenamiento del modelo. Quizás soy yo, buscando un lugar a salvo para los humanos. Las personas no somos tan diferentes: hay quienes practican y repiten estos exámenes hasta que consiguen su carnet de superdotado.
Me ha gustado mucho, gracias por compartir.
Yo también tengo una newsletter. A veces me pregunto si llegaremos a un punto en el que el contenido generado por IA, tanto por su cantidad como su calidad, acabe ocupando el lugar de los escritores humanos. ¿Qué opinas tú sobre esto?
Creo que es posible que el lector, si sabe que el contenido es generado por IA, pueda llegar a valorarlo menos (aunque no lo tengo seguro del todo, ya que puede ser un contenido realmente original e interesante). Pero aún en ese caso favorable, ¿como de fácil sería discernir qué es y qué no es generado por IA?
A mí lo que me llama la atención, es que nos sorprenda lo que puede y podrá hacer la IA. Supongo que si fuera posible, sería lo mismo que pensaría Dios (cualquiera), al crear al humano a su ¡imagen y semejanza!. Hay una característica que modela determinantemente al ser humano vivo: la resolución eficiente de problemas. Es decir, satisfacer su gran variedad de necesidades con el menor esfuerzo posible. Y ahí la IA nos ha venido a ayudar para todo lo que opera en lo no tangible, pero que termina cristalizando en algunas cosas tangibles. Cuando entras en ella, tu cerebro se vuelve más adicto de lo que ya estabas a las potencialidades. La dopa-mina ya nos do-mina. Por lo que a mi entender, sólo podemos mantener una convivencia saludable, si nos acercamos a ella con CRITERIO, como dice el filósofo José Carlos Ruiz. Un acercamiento por objetivos, gestionando tiempos, esfuerzos, y respetando los descansos, permitirán que no nos pase factura a nivel individual. A nivel colectivo, ya estamos en una nueva revolución, que como siempre producirá beneficiados y damnificados.