La política es mucho más interesante que elegir el color de la mierda que nos gobierna. Si queremos algún día liberarnos del partidismo, necesitaremos ideas nuevas. Los piratas nos ayudan a pensar fuera de la caja.
El burócrata moderno impone desde la fatal arrogancia.
El pirata permite la emergencia de un orden espontáneo.

En la banda de los Mugiwara, cada tripulante tiene un sueño.
Luffy quiere ser el rey de los piratas; Zoro, el mejor espadachín; Usopp, el guerrero más valiente; Nami, dibujar un mapa del mundo entero; Sanji, encontrar el All Blue; Chopper, curar cualquier enfermedad; Robin, descubrir la historia del siglo vacío; Franky, construir un barco capaz de navegar cualquier océano; Brook, reunirse con su amigo Laboon; y Jinbe, traer la paz entre gyojins y humanos.
Las historias y los mitos compartidos unen a la tripulación bajo una misma bandera, respetando el espacio para que cada miembro persiga su proyecto vital. Algo que el gran Estado moderno, en su afán de controlarlo todo, parece estar olvidando.
Contra el Gobierno Mundial
El Estado del bienestar es más consecuencia de la riqueza de una sociedad que su causa. El objetivo no es ver hasta dónde podemos estirar el chicle, sino hacerlo sostenible mediante una economía sólida.
Sin un gran Estado, la civilización se convertiría en barbarie. O eso nos han hecho creer. Sergio lanza la incómoda pregunta: «¿Y si el Leviatán, más que garante del orden, fuera hoy el principal obstáculo para formas más inteligentes, adaptativas y distributivas de convivencia?».
¿Y si el Estado fuera hoy más problema que solución?
Nunca en la historia el poder estuvo tan concentrado.
No lo parece porque el control se ejerce de forma indirecta, bajo el disfraz de interminables normativas, con una regulación que invade cada rincón de nuestra vida.
El voto legitima el sistema, volviéndolo todavía más peligroso. Decidimos, sí, pero no sobre lo que importa. Porque elegir el color de quien gobierna es irrelevante frente a la decisión de cuánto poder acumula y qué cuentas tiene que rendir.
El pirata se rebela frente a la injusticia.
Cómo no gobernar
No necesitamos un Gobierno Mundial tan grande que pierda de vista los detalles, tan complejo que nadie lo entienda y tan lejano que nadie se sienta identificado.
No necesitamos compartir la idea de lo Bueno, lo Justo y lo Bello. Somos seres tribales. Acordemos unos límites, un marco de respeto común y dejemos que cada comunidad viva bajo su visión del mundo. Aceptemos que no existe un sistema de gobierno ideal para todos los pueblos ni todos los tiempos.
No podemos esperar a que aparezca un buen gobernante. Tenemos que rediseñar los incentivos. Construir mecanismos que guíen y limiten el poder. Crear instituciones que premien la cooperación y penalicen el parasitismo. Diseñar un sistema que castigue y reemplace a quien no tenga en cuenta el interés colectivo. Dejar de aplaudir las buenas intenciones y exigir responsabilidades, porque los ideales quedan bien en el discurso, pero al final del día son los incentivos los que guían nuestra conducta.
El viernes 28 de noviembre sube el precio de la parte privada de Aprendizaje infinito. Quienes ya sois miembros seguiréis disfrutando del precio reducido. Comparto este mensaje con tiempo para que, si te estás planteando dar el paso, tomes sin prisa la mejor decisión.
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¿Qué dicen de ti cuando no estás?
Desde el principio de los tiempos, esta pregunta invisible ha guiado la convivencia humana.
Ya lo sabía Darwin al escribir: «los motivos del hombre para ayudar no consisten sólo en un impulso instintivo ciego, sino que se ve muy influido por la alabanza o culpa de sus semejantes».
Con cada interacción, creamos una idea de quien nos rodea. El conjunto de las opiniones es la reputación de cada persona. Esta forma sutil de vigilancia mantiene el orden social sin depender de leyes ni ideales. Nadie escapa de este juego del estatus. Nos comportamos porque podría haber alguien mirando.
También lo sabían los piratas, que castigaban la traición y hacían cumplir su palabra.
Pero la reputación no es el único motor de la cooperación.
El tesoro
El dinero es el bien que permite la mayoría de intercambios. Basta con tener lo suficiente en la cuenta para comprar lo que quieres. Esto permite a cada persona especializarse, aumentando la calidad y la diversidad de los bienes disponibles, y reduciendo sus costes.
Los precios te informan de cuánto necesitas para conseguir un bien o servicio. Sin esa información no podrías decidir. ¿Por qué el diamante es más caro que el agua? El precio no refleja la utilidad, refleja el valor. Y el valor es subjetivo y depende, entre muchos factores, de lo escaso que sea el bien.
El trabajador que gestiona sus propios recursos paga el precio de sus errores. El problema del burócrata moderno es que decide con dinero ajeno y el precio lo terminamos pagando todos.
El descontento político es real, pero no debemos olvidar que hacer política es mucho más que votar cada cuatro años.
Los piratas nos permiten seguir soñando, recordándonos que mejores formas de organizarnos son posibles.
Sergio-.
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Muy buen post Sergio. Este es un tema muy interesante sobre el que indagar. Se dan demasiadas cosas por supuestas como ley obligatoria para la civilización y la estabilidad cuando puede que sea todo lo contrario.
Caso interesante el de los cantones de Suiza
Muy bueno 👏🏽👏🏽