La magia de persuadir
Cómo atenuar las emociones de quienes que te rodean (seas o no aplacador)
La buena ficción supera a la realidad. El aburrido y preciso manual tiene más y mejores ideas pero aprendes más leyendo una novela porque las ideas viven en la historia. Con la ilusión de que eres tú quien extrae el aprendizaje, con la ficción bajas la guardia y tu memoria se abre al contagio de ideas. En cambio, la verdad desnuda —el frío dato sin la coherencia de la narración— te produce indigestión.
En el primer libro de la saga Nacidos de la bruma he encontrado interesantes reflexiones alrededor de un viejo debate interno: los límites éticos de la persuasión.
En el mágico universo de Scadrial, los nobles disfrutan de la riqueza mientras los skaa trabajan. Algunos, llamados alománticos, tienen poderes que se activan al ingerir y «quemar» diferentes metales. Los brumosos poseen un solo poder alomático. Los nacidos de la bruma poseen todos.
Vin es una joven huérfana nacida de la bruma que se une a la banda de Kelsier para derrocar al tirano que lleva mil años reinando: el lord Legislador. Ham es un (brumoso) violento, capaz de quemar peltre para que su fuerza y sus habilidades físicas aumenten, y la fatiga y el dolor se hagan más llevaderos. Brisa es un (brumoso) aplacador, capaz de quemar latón para atenuar las emociones de los que le rodean. Vin obtiene su primera lección sobre el arte de persuadir de una conversación entre estos dos brumosos.
— Has tirado de mis emociones. Con… alomancia, quiero decir.
— Las he empujado, más bien —dijo Brisa—. Tirar hace a la persona más confiada y más decidida. Empujar las emociones, aplacarlas, vuelve a la persona más confiada.
—Sea como sea, me has manipulado. Me has obligado a traerte una bebida.
—Bueno, yo no diría que te haya “obligado” a nada — replicó Brisa—. Me he limitado a imprimir una leve alteración a tus emociones, colocándote así en un estado mental más predispuesto a satisfacer mis deseos.
Ham se frotó la barbilla.
—No sé, Brisa. Es una cuestión interesante. Al influir en sus emociones, ¿les quitas su capacidad de elección? Si, por ejemplo, ella tuviera que matar o robar bajo tu control, ¿el crimen sería suyo o tuyo?
Brisa puso los ojos en blanco.
—En realidad no hay ninguna pregunta que contestar. No deberías pensar en esas cosas, Hammond… Te lastimarás el cerebro. Le he dado ánimos, solo que por medios irregulares, eso es todo.
Quienes mejor persuaden no le dan demasiadas vueltas a si lo que hacen es bueno o malo. Tampoco se sienten responsables de las acciones de aquellos a los que influencian. Si pensaran en las consecuencias de la persuasión, usarían con mucha más prudencia este gran poder. También ganarían menos dinero.
Vin aprende la magia de cada metal de la mano del mejor maestro a su alcance. Brisa es el experimentado aplacador de quien aprende los poderosos usos de quemar latón. Brisa es el maestro de quien aprende el delicado y noble arte de la manipulación.
…la idea de que alguien pueda jugar con sus emociones, de que pueda “místicamente” obligarlos a hacer ciertas cosas los hace sentirse incómodos. De lo que no se dan cuenta, y tú debes hacerlo, es que manipular a los demás es algo que todo el mundo hace. De hecho, la manipulación está en el meollo de nuestra interacción social.
Se echó hacia atrás, alzó su bastón de duelo e hizo un leve gesto con él mientras hablaba.
—Piénsalo. ¿Qué hace un hombre cuando busca el afecto de una joven? Bueno, intenta manipularla para que lo mire con buenos ojos. ¿Qué pasa cuando dos viejos amigos se sientan a tomar una copa? Se cuentan historias, tratando de impresionarse mutuamente. La vida del ser humano es todo postura e influencia. Esto no es malo: de hecho, dependemos de ello. Estas interacciones nos enseñan a responder a los demás. —Hizo una pausa y señaló a Vin con el bastón—. La diferencia entre los aplacadores y la gente corriente es que nosotros somos conscientes de lo que hacemos. También tenemos una ligera… ventaja. Pero ¿implica de verdad mucho más “poder” que tener una personalidad carismática o unos buenos dientes? Creo que no.
Manipulación es una palabra contaminada de moralidad. En la tercera acepción, la RAE sugiere como sinónimos: adulterar, trucar, viciar, amañar o falsificar. Al leer “manipular a los demás es algo que todo el mundo hace”, habrás pensado: todos, menos yo. ¿Acaso no intentas que las personas que te rodean hagan lo que tú quieres que hagan? Yo publico este texto en busca de tu escasa atención. ¿Es malo? No si consigo devolverte el préstamo con valiosas ideas.
…un buen aplacador debe tener más dotes que su habilidad para usar su alomancia. La alomancia no te permite leer la mente ni las emociones… En cierto modo, están tan ciegos como los demás. Lanzas ráfagas emocionales dirigidas a una sola persona o a una zona y tus sujetos alterarán sus emociones… es de esperar que produciendo el efecto que deseabas. Sin embargo, los grandes aplacadores son aquellos que pueden usar con éxito sus ojos e instintos para saber cómo se siente una persona antes de ser manipulada.
—¿Qué importa lo que sientan? —dijo Vin, tratando de disimular su malestar—. Vas a aplacarlos de todas formas, ¿no? Así, cuando acabas, sienten lo que tú quieres que sientan.
Brisa suspiró, agitando la cabeza.
—¿Qué dirías si supieras que te he aplicado en tres ocasiones durante nuestra conversación?
La manipulación más efectiva es sutil y esa sutileza empieza entendiendo a la otra parte. Es fácil saber a dónde quieres llevar a la otra persona: a que acepte tu postura en un debate, a que compre tu producto, a que lleve a cabo una acción… Lo más difícil, olvidado y efectivo, es saber dónde se encuentra ahora.
Esta es la lección que debes aprender, querida. Si no puedes leer lo que siente alguien, nunca tendrás sutileza con la alomancia emocional. Empuja a alguien demasiado e incluso el más ciego de los skaa se dará cuenta de que está siendo manipulado de algún modo. Si tocas con demasiada suavidad, no producirás ningún efecto perceptible y las otras emociones, más potentes, seguirán dominando a su sujeto. —Brisa volvió a negar con la cabeza—. Todo se basa en comprender a la gente. Tienes que leer cómo se siente alguien, cambiar ese sentimiento dándole un empujoncito en la dirección adecuada y luego canalizar ese nuevo estado emocional para tu ventaja. ¡Ese, querida mía, es el desafío! Es difícil, pero para aquellos que lo hacen bien…
La puerta se abrió y el hosco skaa regresó con una botella entera de vino. La depositó con una copa en la mesa, delante de Brisa, y luego se situó en el otro extremo de la habitación, junto a la mirilla que daba al comedor.
— Hay enormes recompensas —dijo Brisa con una tranquila sonrisa. Le hizo un guiño y sirvió un poco de vino.
Sigue al pie de la letra la plantilla que simplifica las motivaciones de las personas y encontrarás resistencia. Abusa de los trucos y hacks del copy de turno y encontrarás el no como respuesta. Entiende —lee— a la otra parte y empuja con suavidad. Que la otra persona se sienta libre. Que decida lo que quiera decidir que, casualidades de la vida, será lo que tú quieres que decida. Así obtendrás enormes recompensas.
Sergio-.
Maravilloso. Percatarse de que la manipulación tiene también su parte luminosa ha sido un descubrimiento. Nunca pensé que me iba a atraer tanto Nacidos de la bruma. Tienes un don para ver cosas interesantes y de alto valor reflexivo. Para no vivir dormidos. Gracias Siempre
Interesante ver las interacciones sociales desde esta perspectiva 💡 siento que hay muchas palabras que tenemos demonizadas en sociedad y que son prácticas más comunes de las que pensamos, y que si las desnudamos de adjetivos negativos o positivos se vuelven lo que realmente son.