Aprende (rápido y fácil) cualquier cosa con la técnica del chófer

hay enormes fuerzas trabajando en tu contra

¿Por qué quieres que las cosas sean rápidas y fáciles? La mejor forma de aprender más y mejor es dejar de buscar trucos como este. Queremos todo a cambio de nada, y no funciona así. 

Internet está repleto de fórmulas mágicas para aprender lo que quieras: un idioma en un fin de semana, un lenguaje de programación en diez días o tocar un instrumento en un mes. Puede incluso que hayas entrado a este post buscando ahorrarte el esfuerzo de aprender. Siento aguarte la fiesta. Aprender de forma profunda no es fácil. Sí, sí hay formas más eficaces de aprender, pero ninguna va a ahorrarte el trabajo duro. 

Lo que consiguen la mayoría de programas simples y fáciles es un conocimiento superficial. La maestría requiere de esfuerzo, de dedicación y de tiempo. Aprender tiene que acercarte al límite de tus capacidades. La sabiduría no está empaquetada de manera digerible, ni en este, ni en ningún otro sitio. 

La técnica del chófer

En 1918, Max Planck ganó el premio Nobel de Física por colocar uno de los primeros ladrillos de la física cuántica. Para expandir sus ideas, viajó por toda Alemania repitiendo la misma conferencia en cada ciudad. Su chófer, sin nada que hacer mientras el físico hablaba, terminó aprendiendo el discurso de memoria. Movido por la arrogancia del ignorante preguntó a Planck: «¿Le importaría si yo diera la conferencia en Múnich mientras usted se sienta delante con mi gorra de chófer?» Sorprendido con el atrevimiento del conductor, Planck aceptó la loca propuesta.

El chófer dió la conferencia sobre mecánica cuántica sin olvidar una sola coma. Todo iba sobre ruedas hasta que un profesor de Física que se hallaba entre la audiencia, se levantó para hacer una pregunta. El chófer, ni corto ni perezoso, salió del paso de una forma bastante ingeniosa: «Me sorprende que un profesor de Física en una ciudad tan avanzada como Múnich me pregunte algo tan sencillo. Voy a pedirle a mi chófer que responda». Y Planck, vestido de chófer, resolvió la duda.

Esta divertida anécdota se popularizó a raíz de un discurso que Charlie Munger dió en 2007 en la Facultad de Derecho de la Universidad del Sur de California. Probablemente la historia sea falsa, pero ilustra muy bien la diferencia entre quien sabe repetir el nombre y quien realmente tiene conocimiento. Así explica Munger la diferencia:

«En este mundo, creo que tenemos dos tipos de conocimiento. Uno es el conocimiento de Planck, el de la gente que realmente sabe. Han pagado las consecuencias, tienen la cualificación. Luego tenemos el conocimiento del chófer. Han aprendido a parlotear. Puede que tengan una gran melena. A menudo tienen un timbre fino en sus voces. Causan una gran impresión. Pero al final, lo que tienen son conocimientos de chófer disfrazados de verdaderos conocimientos. Creo que acabo de describir prácticamente a todos los políticos de Estados Unidos. Vas a tener el problema en tu vida de conseguir tanta responsabilidad como puedas para la gente con el conocimiento de Planck y alejarla de la gente que tiene el conocimiento de chófer. Y hay enormes fuerzas trabajando en tu contra».

Si sabes nombrar pero no explicar, eres como el chófer: tienes un conocimiento superficial. Toca dejar el ego a un lado, asumir tu ignorancia y ser honesto contigo mismo. Las palabras raras son el refugio perfecto para lo que no sabes. Si repites letra por letra lo que ha dicho otra persona y no haces tuyas las ideas, si no entiendes las explicaciones y los argumentos que hay detrás, tu conocimiento es frágil. Sólo puede responder preguntas quién comprende en profundidad las ideas. Construir el conocimiento de Planck requiere años de estudio y esfuerzo. La técnica del chófer sólo sirve para parecer que sabes. No persigas el objetivo incorrecto. No todo es fácil y rápido.

Sergio-.

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