Existe una tensión entre el grupo y el individuo. Por un lado, queremos encajar. Por otro, queremos ser únicos. En esta edición reflexiono sobre la tensión entre ambas fuerzas.
Hola, soy Sergio San Juan, un aprendiz de por vida.
Bienvenido a mi espacio personal, donde cada viernes seguimos jugando al Aprendizaje Infinito.
Somos animales sociales influenciados por las creencias y los comportamientos del grupo. Buscamos la aprobación de los demás, queremos gustar. Huimos del rechazo social, no queremos quedar excluidos. La tribu define lo que es normal. Estos estándares, de forma invisible, condicionan nuestros comportamientos. Imitamos sin pensar. Queremos lo que quiere el resto. Evitamos lo que evita el resto. Nos sentimos cómodos formando parte de un grupo. Es reconfortante compartir metas, ideas y creencias con otros.
Somos animales sociales que quieren sentirse únicos. Cuando encajamos, buscamos sobresalir. Deseo que suele nacer, más que de la independencia y la reflexión, de la admiración a otras personas. De nuevo, imitación, pero esta vez a gente externa al grupo. Valoramos lo escaso, lo diferente y lo extraordinario. Despreciamos lo normal y cotidiano, como si no fuese con nosotros. ¿Quién quiere sentirse uno más? Mejor sentirse especial, aunque lo más probablemente es que sea una mentira que nos contamos.
“Es fácil en el mundo vivir según la opinión del mundo; es fácil en la soledad vivir según la nuestra; pero el hombre grande es aquel que en medio de la multitud mantiene con perfecta dulzura la independencia de la soledad”. - Ralph Waldo Emerson
Cuando uno está solo con sus pensamientos es más sencillo cuestionar al grupo. Estás calmado y puedes analizar de forma fría las locuras que cometes arropados por tus iguales. Lo difícil es mantener esa cierta independencia cuando se está en el propio grupo. Cuestionarse las cosas en medio de la multitud, el principal reto. Otro, sin duda, saber qué cuestionar. El escepticismo llevado al extremo acaba en locura. Imagínate cuestionarte que el suelo que pisas podría caerse a cachos de un momento a otro. Inviable. Para sobrevivir tenemos que dar muchas cosas por hecho y el grupo, en la mayoría de ocasiones, es un buen filtro. Pensar diferente por pensar diferente es una estupidez. Debemos elegir bien nuestras batallas. ¿Cuál merece tu energía y tu tiempo? Te adelanto que no en todo merece la pena salirse del rebaño. Hay batallas que no llevan tu nombre.
Pasar tiempo en soledad es lo que te permite construir tu propia opinión. La mía sobre este tema es que infravaloramos la influencia que el grupo tiene en nosotros. No creo que podamos ser independientes, es un ¿ideal? al que aspirar. Lo que si creo es que podemos ser especiales dentro del grupo, cultivando algunas de nuestras peculiaridades y, sabiendo que el grupo va a influir (¡y mucho!) en nuestra vida, elegir a las personas de las que nos queremos rodear.
Gris
El abanico de posturas entre estas dos fuerzas es infinito. Por practicidad, intentaré acotarlo entre dos extremos. En uno el cinismo, el rechazo de la cultura y la civilización, la búsqueda de la virtud al margen de las convenciones sociales, la desvergüenza llevada al extremo, masturbarse en público, vivir “a lo perro”. En el otro, la carrera de la rata, la búsqueda sin sentido, el consuelo de estar equivocado con más gente, el avance en grupo hacia ninguna parte.
Suelo encontrar mejores respuestas en los grises. Los matices, aunque añaden complejidad, son imprescindibles en decisiones tan personales. La independencia completa del individuo, el ideal cínico, creo que no es algo a lo que aspirar. Hay personas que le añaden sentido a tu vida, que la mejoran. La vida sin ellas creo que sería bastante peor. Tampoco el otro extremo me seduce. Entregarse a la masa. Hacer lo pautado sin ni siquiera pensar en si merece la pena o no.
Mi gris: mantener cierta independencia pasando tiempo a solas y rodearme de personas que mejoren mi vida. Sacrificar parte de mi independencia, compartiendo la vida con otros. Porque la vida es mejor en compañía. Pero no en cualquier compañía. La vida es mejor en buena compañía.
Antes de despedirme quiero contarte algo. Esta semana, junto a Pepe García de El Estoico, he lanzado un mini-producto alrededor de la lectura. Creemos que en esta era de la inmediatez se está perdiendo el valor de la lectura lenta, reflexiva y pausada. Queremos recuperarlo.
En el “Arte de la Lectura” aprenderás hábitos para leer más, prácticas para retener mejor lo que lees, y estrategias para elegir mejores libros, ahorrando tiempo y dinero.
El producto consiste en una clase en vídeo (y podcast) de 40’ y un ebook con 9 ideas que cambiarán tu relación con los libros. El precio de lanzamiento es de 17€ + IVA hasta el día 20/06/22, cuando el precio subirá un 18%.
Me despido con esta cita de Naval Ravikant hasta el viernes que viene:
“El auténtico amor por la lectura, cuando se cultiva, es un superpoder. Vivimos en la era de Alejandría, en la que todos los libros y todos los conocimientos que se han escrito están al alcance de la mano. Los medios para aprender son abundantes, lo que escasea es el deseo de aprender”.
Sergio -.