“Hijo mío, atiende con placer tus negocios durante el día, pero emprende sólo los que te permitan dormir tranquilo durante la noche”.
- Thomas Mann - Los Bunddenbrook. Una familia en decadencia.
El trabajo se presenta como lugar en el que desarrollarte. Lo que en el siglo XII significaba tormento psicológico o sufrimiento físico, en el XXI cambia totalmente de apariencia. Ahora puedes vivir de tu pasión, trabajar de lo que te gusta y ser tu propio jefe.
Frente a estas irresistibles propuestas, el camino parece dedicar tu vida al trabajo. El teletrabajo y la jornada laboral flexible esconden la trampa para aquellos que no saben poner límites. Teletrabajo: nueva oficina 24 horas, tu casa. Jornada flexible: cada hora de tu día pendiente del trabajo. El emprendimiento oculta la misma cárcel pero te regala una falsa sensación de libertad. Ser tu propio jefe: libre hasta que tus clientes cambien de idea.
El tiempo que le dedicamos a algo es lo que le da valor. El trabajo se lleva una parte considerable de nuestro día, ¿cómo no va a ser importante? Los griegos pensaban que no, que solo el ocio es digno del hombre libre y que el trabajo es para esclavos. La tóxica cultura de la productividad apunta lo contrario: el ocio es un simple medio para mejorar los resultados de tu trabajo. Entrenas para estar más sano… y trabajar mejor. Lees para aumentar tu conocimiento… y trabajar mejor. ¡Hasta tratas de hacer más eficientes las relaciones personales! El sentido común te pide un punto medio, ni la vida contemplativa de los griegos, ni la obsesión con el trabajo de la hiperproductividad.
Con las prioridades bien definidas durante la noche anterior, la primera hora de trabajo, libre de reuniones, es la más productiva. El cansancio se va acumulando a lo largo de la jornada. Al final del día, el trabajo está lejos de dar sus mejores frutos. Siempre hay (y habrá) cosas que hacer, sobre todo si eres tu propio jefe. Aparece la tentación de dedicar cada segundo de tu día al trabajo. Aparece el canto de sirena de las horas de más. El enfoque de Jason Fried explica los rendimientos decrecientes y te anima a renunciar a las últimas gotas:
“Entiendo cómo funciona. Pero no me importa. No me interesa apretar tanto algo que me permita obtener hasta la última gota. No quiero, ni necesito, ni me importa hasta la última gota. De todos modos, esas últimas gotas no suelen saber tan bien. Mi sed suele estar bien saciada mucho antes de esa última gota.
Divertirse, explorar ideas, crear, resolver, construir grandes cosas para ti y tus clientes, estar orgulloso de tu trabajo, desafiarte a ti mismo, aprender, crecer, construir una empresa autosostenible en tu propio horario, añadir algo útil al mundo y trabajar con gente estupenda: de eso se trata. No de maximizar una métrica”.
- Against Maximization
La frase con la que empezaba esta edición recoge bastante bien mi visión: “atiende con placer tus negocios durante el día, pero emprende sólo los que te permitan dormir tranquilo durante la noche”. Me gusta hacer cosas, meterle horas y resolver problemas que creo que merecen la pena, pero también me gusta dormir tranquilo, y entrenar, y leer, y pasear, y pasar tiempo con las personas que quiero. Quiero disfrutar del trabajo sin perderme el resto de la vida, por eso lo limito, porque el trabajo no es mi vida y mi vida no es el trabajo.
Sergio -.
¿Te ha gustado la edición de esta semana? Puedes darle al corazón, animarte a dejar tus ideas en un comentario o compartir el post con un amigo.
Gracias por leer Aprendizaje Infinito.
Si interiorizas tus propias enseñanzas a tu edad, te auguro una vida próspera y feliz :)