“¿Libre de qué? ¡Qué importa eso a Zaratustra! Tus ojos deben anunciarme con claridad: ¿libre para qué?”
La libertad para Nietzsche es una conquista. Tres fases son necesarias para lograrla. La primera, el camello, se limita a cargar con los valores y la cultura vigente. La segunda, el león, destruye la pesada carga pero es incapaz de construir. La última, el inocente niño, crea un nuevo comienzo guiado por su voluntad.
El enemigo solitario
“¿Quieres marchar, hermano mío, a la soledad? ¿Quieres buscar el camino que lleva a ti mismo? Deténte un poco y escúchame. «El que busca, fácilmente se pierde a sí mismo. Todo irse a la soledad es culpa.»: así habla el rebaño. Y tú has formado parte del rebaño durante mucho tiempo”.
El camino de creación, necesario para ser libre, hace emerger la tensión entre individuo y grupo. El rebaño, del que has formado y formas parte, te cuestiona. ¿Por qué vas a ser diferente? ¿Para qué quieres crear?
La pregunta que nos anima a responder el filósofo alemán, ¿para qué ser libre?, debe ser respondida en completa soledad. Durante la búsqueda, te cruzarás con tu peor enemigo. Te adelanto que no será el grupo. “El peor enemigo con que puedes encontrarte serás siempre tú mismo; a ti mismo te acechas tú en las cavernas y en los bosques”. Un enemigo del que no puedes escapar. Un enemigo que está al acecho donde menos lo esperas.
La introspección, el arma para salir victorioso. No es un camino fácil. Nada que realmente merezca la pena lo es. “El hombre es difícil de descubrir, y descubrirse uno a sí mismo es lo más difícil de todo; a menudo el espíritu miente a propósito del alma”. El verdadero reto del creador es la honestidad consigo mismo.
Domina tus emociones
Los sentimientos tratarán de apoderarse de tu creación. No existe aquí tampoco una regla universal. Muchos dependes en el arte creativo. En ocasiones, tu parte más animal tomará el control sobre tu creación; en otras, querrás tener al lobo interior encerrado. Lo intuyes, el dominio de las emociones es otro de los grandes retos del creador. Asesinado o asesino, tendrás que elegir. “Hay sentimientos que quieren matar al solitario; ¡si no lo consiguen, ellos mismos tienen que morir entonces! Mas ¿eres tú capaz de ser asesino?”
Optas por la moderación, presa del miedo a quien eres. “¡Ay, ojalá alejaseis de vosotros todo querer a medias y os volvieseis decididos tanto para la pereza como para la acción!” Nietzsche cree que quien vive a medias cae en el error: confunde mediocridad con moderación. Zaratustra nos anima a vivir cada instante al máximo de forma que si el momento se repitiera eternamente, la elección fuera idéntica en cada una de las ocasiones. Eterno retorno: la guía de comportamiento del superhombre.
Paga el precio
La libertad está repleta de costes. Resuena en mi cabeza la pregunta del profeta: ¿libre para qué? La respuesta te dirá si merece la pena pagar el precio. Como hombre libre tendrás que ser tu propio juez y víctima de tu propia ley. “Un ensayo y riesgo advertí en todo mandar; y siempre que el ser vivo manda se arriesga a sí mismo al hacerlo. Aún más, también cuando se manda a si mismo tiene que expiar su mandar. Tiene que ser juez y vengador y víctima de su propia ley”.
El proceso de creación y la conquista de la libertad es un camino solitario lleno de paradojas. Vencido y vencedor. Juez y víctima. Dominador y dominado. Te encuentras ante una conquista diaria, un péndulo que oscila constantemente entre los extremos, una travesía llena de dependes. Aunque te quedes por el camino, Nietzsche te anima a conquistar la libertad.
“Vete a tu soledad con tu amor y con tu crear, hermano mío; sólo más tarde te seguirá la justicia cojeando.
Vete con tus lágrimas a tu soledad, hermano mío. Yo amo a quien quiere crear por encima de si mismo y por ello perece”.
Crea. Asume el riesgo. En el proceso encontrarás la ansiada libertad.
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*Todas las frases entre comillas son fragmentos de Así habló Zaratustra
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