Entre el agobio por tener demasiadas tareas y el aburrimiento por no saber qué hacer, así vive el ser humano. Oliver Burkeman en Cuatro mil semanas, recoge ideas para navegar entre la tóxica cultura de la hiperproductivad y el hedonismo sin sentido. Yo las intento destilar en esta edición.
Derrotado por el tiempo
El tiempo “deja de ser el agua en la que nadas y se convierte en algo que crees que tienes que dominar o controlar si quieres evitar sentir culpa, miedo o angustia”. Crees que tienes un recurso y sientes la presión por no malgastarlo. Burkeman te advierte del peligro: “el problema de intentar controlar el tiempo es que, al final, el tiempo acaba controlándote a ti”. Páginas después, te enfrenta a la realidad: “perderse algo - o casi todo - es inevitable”. Asumes la derrota: tu tiempo es limitado y las tareas pendientes, infinitas. No te queda más remedio que renunciar. De eso va la vida, de tomar decisiones difíciles, de proteger tu tiempo de las modernas comodidades sin sentido y de sacrificar alternativas, lidiando con la inevitable sensación de pérdida que acompaña al compromiso.
Decidir es señal de que estas vivo. Memento mori: el mensaje que recibía el general romano tras volver victorioso de la batalla, te recuerda que algún día morirás. Las opciones son infinitas; tu tiempo, limitado. ¿Lo bueno? Cada día tienes una nueva oportunidad para cambiar las cosas.
La futura promesa nunca llega. Por suerte, tus prioridades cambian con el tiempo. Parece que la opción más sensata es mantener todas las opciones abiertas. Optas por la indecisión y la falta de compromiso porque te aterra cerrar la puerta equivocada. Vuelven a tu mente las ideas del párrafo anterior: eres mortal y las posibilidades son infinitas, partes de la derrota y hoy tienes (¡de nuevo!) la oportunidad de elegir. Burkeman comparte en el libro una sencilla técnica que puede ayudarte a priorizar, decidiendo lo importante: la regla 25-5 de Buffet. Haz una lista de 25 prioridades y quédate tan sólo con las 5 más importantes, practicando así el arte de la renuncia.
Las distracciones amezan la unión entre tiempo y prioridades. Distraído, no decides, y tus horas se desvanecen en lugares donde tus intereses no son importantes. No son solo los 5 minutos que dedicas a evadirte de la realidad con el chute de dopamina barata, es también el tiempo que ocupa en tus pensamientos. Burkeman se suma a la filosofía No me apetece. Las cosas que de verdad quieres hacer en ocasiones no te apetece hacerlas. Las haces igual porque las consideras importantes, superando así las distracciones.
“El modo más eficaz de arrebatarle a la distracción su poder es dejar de esperar que las cosas vayan a ser de otra manera y aceptar que ese malestar no es más que lo que los humanos, en nuestra finitud, sentimos al comprometernos a hacer el tipo de tareas exigentes y valiosas que nos obligan a enfrentarnos a nuestro limitado control sobre el desarrollo de nuestras vidas”.
Fuera de control
La realidad se esfuerza por no encajar en tu rígido plan. El desobediente futuro no regala garantías y tú solo puedes confiar en que el esfuerzo merecerá la pena. No sé cómo has llegado hasta aquí pero intuyo que no estaba entre tus planes leer estas líneas y puede que, después de leerlas, tengas un nuevo libro en la lista de pendientes. Te proyectas al futuro, leyendo las maravillosas ideas de Oliver. Vuelves al presente antes de añadir Cuatro mil semanas al carrito de Amazon. “El regalo de la vida está en su flujo. Luego es demasiado tarde”. No intentes aprovechar tanto el tiempo, dejarás de disfrutar tu vida. Lucha contra la adicción a la velocidad. Recupera ese sentimiento del ocio por el propio ocio que ha intentado arrebatarte la tóxica productividad moderna. Encuentra la utilidad en lo inútil. No te leas los Karamazov en una semana. Dedica a cada cosa el tiempo que requiere.
Aunque eres animal social y el valor de tu tiempo depende de la calidad de las personas que te rodean, a la mayoría no les importas. “No se consigue la paz interior, ni se experimenta la embriagadora sensación de ser libre porque alguien te valide, sino cuando te abandonas a la realidad de que esa validación no te traerá ninguna seguridad”. La paz mental no se alcanza con la frágil validación externa; la paz mental se gana en soledad. No esperaba reflexiones tan profunda en un libro sobre productividad.
Tanto consejo puede hacer que te tomes la vida demasido en serio. Recuerda: partes de la derrota. No puedes ganar al tiempo porque tú, eres tu tiempo. Si te centras demasiado en el futuro, perderás la sucesión de experiencias que forman tu vida. Aprovecha el increíble regalo de cada una de tus semanas. No esperes a tenerlo todo controlado, ¡siempre tendrás demasiadas cosas que hacer! Consciente de tu limitado tiempo, haz unas pocas cosas importantes y, por el camino, aprenderás a vivir tu vida.
Sergio-.
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Gracias, Sergio.
Leer(te) en estos tiempos agitados, convulsos, instantáneos y virales es reconfortante.
Y gracias por la recomendación literaria.
Exquisito