Apprenticeship - Maestría II
Con todo lo que hay por explorar no puedes perder ni un minuto. Tienes años de dedicación por delante si quieres llegar a ser un maestro. No recibirá tanta atención la larga travesía como el truco o el encontronazo fortuito. Sí, la suerte juega un papel crucial, pero el éxito de la noche a la mañana esconde años de trabajo. Para ser maestro, hay que pasar por un largo camino y la primera etapa es el apprenticeship.
El apprenticeship es el proceso de construir tus habilidades, disciplinar tu mente y transformarte en un pensador independiente. La traducción es aprendizaje o formación. No uso el término en inglés para parecer cool, lo uso para no perder detalles. El apprenticeship es una forma de aprender basada en una relación entre mentor y mentorizado. Mucho más común en oficios, el aprendiz se convierte en la sombra del maestro durante su periodo formativo. Aprendiendo así, el lenguaje deja de ser una barrera.
La meta no es ni el dinero, ni una buena posición, ni un título. La meta del apprenticeship es transformar tu mente y tu carácter. En este periodo, priorizas las oportunidades para aprender. Greene distingue tres etapas dentro de esta fase:
(1) Observa de forma profunda. Entras en un mundo nuevo con sus propias reglas, dinámicas sociales y procesos. No tienes que impresionar a nadie. Evita llamar la atención y deja los prejuicios en casa. Comienza a fijarte en las personas que se mueven con soltura. ¿Cómo se comportan? ¿Qué hacen? ¿Cómo lo hacen? Vía negativa. Fíjate también en las que la cagan. ¿Qué errores te puedes ahorrar?
(2) Adquiere habilidades mediante la práctica. Las ganas y la actitud son necesarias pero deben estar respaldadas por habilidades. Imitando a tu mentor podrás aprender incluso aquello que no se puede poner en palabras. Repite hasta que te salga solo. Entra en el bucle positivo: practica, te sale más fácil y se vuelve más interesante, practica, te sale más fácil y se vuelve más interesante. Concéntrate. El aburrimiento es señal de que toca aumentar la dificultad. Afronta nuevos retos. Sé constante. El tiempo es el ingrediente de todo buen guiso. El tuyo no es la excepción.
(3) Experimenta. Todavía queda camino por recorrer. Haz cosas. Prueba aunque no te sientas preparado. Utiliza la critica como punto de mejora. Y cuando no tengas más que aprender, cambia de lugar.
Aprendizaje sin atajos
“El futuro pertenece a aquellos que aprenden habilidades y las combinan de forma creativa”.
Aterrizar en un campo puede parecer aterrador. La tecnología abre oportunidades pero también incrementa la complejidad y la competencia. Adquirir habilidades y disciplina, parece una buena forma de navegar el mundo. Robert Greene, al igual que para encontrar tu llamada vital, nos ofrece estrategias. Esta vez 8. Antes nos advierte de lo obvio: no hay atajos.
(1) Valora el aprendizaje sobre el dinero. Sácale el máximo partido a tu energía. 2 enfoques: elegir el lugar de trabajo donde más aprendas o elegir un trabajo que cubra tus gastos y te deje tiempo y energía para aprender. (2) Sigue expandiendo tus horizontes. Muévete, haz cosas (nadie las va a hacer por ti), lee, exponte a ideas y busca nuevos retos. (3) Vuelve a un sentimiento de inferioridad. Si crees que sabes no necesitas saber. Descubre tu ignorancia y retoma la curiosidad del niño. No sabes nada y te queda mucho por aprender. (4) Confía en el proceso. El tiempo es el ingrediente mágico. Aprendes lo que está por encima de tus capacidades. La frustración aparece como señal de que tienes que practicar más. (5) Atraviesa la resistencia y el dolor. Sé tu crítico más exigente. Empuja tus estándares. Exígete. (6) Fórmate en el fracaso. Los errores son tus maestros, susurrándote el lugar donde mejorar. (7) Combina el “cómo” y el “qué”. Conoce las cosas (qué) y también su uso (cómo). (8) Avanza a través del ensayo y error. El siguiente paso se descubre caminando. Diseña tu propio programa formativo. Abre tus posibilidades. Estás rodeado de información y conocimiento, aprovéchalo. Construye tu combo único de habilidades.
Encuentra tu mentor
“Uno paga mal a un maestro si se queda sólo como alumno”. - Nietzsche
Sin guía puedes acabar perdiendo años muy valiosos de tu vida. También puedes perderlos con el guía incorrecto. Un mentor es una persona con mucho que enseñarte que crea contigo una relación personal para potenciar tu aprendizaje. Un mentor no es la persona que te vende una videollamada y un par de horas de su tiempo por varios cientos de euros. Eso es un consultor.
La vida te ha regalado unos dones. Tu responsabilidad es desarrollarlos al máximo. Sé humilde. Existe ahí fuera gente mucho mejor que tú. El autodidacta no recibe el feedback suficiente. Busca personas de las que aprender. Quizás no encuentres tu mentor ideal, busca uno para cada habilidad que quieres desarrollar. ¿Sigues sin encontrarlo? Los libros pueden ser buenos sustitutos.
Vuelve Greene con sus estrategias. Esta vez para cultivar una buena relación con nuestro mentor.
(1) Elige un mentor acorde a tus necesidades e inclinaciones. Alinea tu llamada vital con tu mentor. Si no lo tienes claro, el mentor puede ayudarte a ganar claridad sobre lo que quieres.
(2) Mira profundamente en el espejo del mentor. Busca una persona que te diga lo que haces mal, que te ponga retos para revelar tus debilidades y fortalezas y que te ofrezca feedback de calidad. Como aprendiz, acostúmbrate a la crítica.
(3) Transfigura sus ideas. No pierdas tu identidad en el proceso. Debes estar receptivo a las ideas del mentor pero sin llevarlo demasiado lejos. Protege el espacio para desarrollar tu propia voz.
(4) Crea una dinámica de ida y vuelta. Es difícil mantener el mismo nivel de motivación que al principio. El tiempo, muestra las debilidades de tu mentor y aumenta tus habilidades. Lo fácil es que la autoridad se vea resentida. Respeta al maestro y gánate su respeto demostrando tu hambre de aprender.
Esta edición es la segunda parte de una serie de post alrededor del libro Maestría, de Robert Greene. Accede a la primera parte. La semana que viene la tercera parte.