Vuelvo a escribir sobre lo mismo porque todavía no lo tengo claro. Sigo la búsqueda porque las respuestas aún no me satisfacen. Las experiencias enriquecen este nuevo intento. Regreso al combate con la hoja en blanco.
El principio general se da de bruces con la situación particular. Aparece el abismo entre la teoría y la práctica, entre la vida y los libros. Un contexto en constante cambio que todo lo domina sigue empeñado en dejar las reglas obsoletas. En los detalles se esconden las respuestas pero son demasiados para la limitada atención.
Actúo en el presente sobre hipotéticas consecuencias futuras basadas en mi experiencia pasada. Mi predicción posiblemente esté equivocada. Deliberar infinitamente no es el camino. La incertidumbre siempre estará presente. Nunca tendrás toda la información. Esforzarte en lo que crees aún sabiendo que no hay resultados garantizados. ¿Existe alternativa al salto de fe?
¿Fe en qué? Saltar, ¿hacia donde? Tengo preguntas. No he encontrado aún las respuestas. Sigo avanzando dando palos de ciego. Siento que cada vez los doy con más criterio. Claro que, ¿quién no quiere creer que avanza? Sigo buscando y en un tratado de educación del siglo XIX, Rousseau me recuerda los peligros de la falta de compromiso.
«Cuando veo a un hombre prendado por el amor de los conocimientos dejarse seducir por su encanto y correr de uno a otro sin saber detenerse, creo ver a un niño que recoge conchas en la orilla y que empieza cargándose de ellas; tentando luego por las que sigue viendo, las tira, las vuelve a coger, hasta que, abrumado por su multitud y no sabiendo ya qué elegir, acaba por tirar todo y vuelve de vacío».
La vida no va de completar la Pokédex de las experiencias. Hay que asumir la derrota (vas a morir) y decidir desde allí. No hay tiempo para todo. Toca renunciar y comprometerse. ¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Con quién? De encontrar tus respuestas es de lo que va la vida.
Los textos de Nietzsche transforman tu visión del mundo. Eterno retorno y amor fati son dos ideas que me persiguen. Las encuentro en mis primeros artículos de El Rincón de Aquiles. Aparecen en escritos anteriores de Aprendizaje Infinito. Me vuelvo a cruzar con ellas en Kapital.
El eterno retorno es el reto.
«¿Cómo te sentirías si un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijera: “Esta vida, tal como la estás viviendo ahora y tal como la has vivido [hasta este momento], deberás vivirla otra vez y aún innumerables veces. Y no habrá en ella nunca nada nuevo, sino que cada dolor y cada placer, cada pensamiento y cada suspiro y todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida deberá volver a ti, y todo en el mismo orden y la misma secuencia – e incluso también esta araña y esta luz de la luna entre los árboles, e incluso también este instante y yo mismo. ¡El eterno reloj de arena de la existencia se invertirá siempre de nuevo y tú con él, pequeña partícula de polvo!?»
Amor fati es la actitud vital.
«Mi fórmula para expresar la grandeza en el hombre es amor fati: el no-querer que nada sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad. No sólo soportar lo necesario, y aún menos disimularlo, sino amarlo».
El primer compromiso es con el ahora, con la vida que hoy tienes. No implican las palabras de Nietzsche conformismo. No renuncias a la batalla, luchas desde el amor por la vida. Puedes (¿debes?) estar peleando por un futuro mejor. Sin olvidar que todo lo que tienes es un regalo.
Parece que tengo las cosas claras pero sigo repleto de dudas. Me escondo entre los textos de grandes pensadores para camuflar mi ignorancia. «A menudo hago decir a los demás por mí lo que yo no sé decir tan bien», escribió Montaigne. Cuando acabe estas líneas, me estará esperando la vida, el mundo real, el contexto que todo lo cambia, el inabarcable mar de detalles. Hasta allí me acompañarán Rousseau, Nietzsche y Montaigne. Allí tocará poner las ideas en práctica para vivir mejor; sin este último paso, la reflexión pierde el sentido.
Ahora te toca a ti.
Sergio-.
Buscar respuestas en la filosofia o la religión, bueno... está bien, pero las respuestas suelen estar dentro de nosotros. Lo peor ni siquiera sabemos quién somos y cómo cambiamos con los años. Ortega decía "yo soy yo y mis circunstancias". Aunque la frase completa es "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” publicado en su obra Meditaciones del Quijote (1914). Debemos ser enormemente adaptativos.
"Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Yo soy agua, sé como el agua mi amigo". Pensaba Bruce Lee
Gracias. Fantástico.